Limpiamos los fresones para quitarle la tierra que puedan traer. A continuación, los rociamos con unas gotas de vinagre, y los metemos en el refrigerador varias horas, para que el vinagre surta efecto (hace que la fruta segregue su almíbar natural).
Ponemos la mermelada de fresas en un cazo, a fuego suave, y la dejamos hasta que esté fundida.
La pasamos luego por un colador fino, añadiendo la nata y mezclándolo todo muy bien. Esperamos a que se enfríe.
Repartimos los fresones en copas de cristal, y los cubrimos con la crema, sirviéndolo todo a baja temperatura.